Términos como jañiquín, jáquima, errenka, tranquhilo o pelúa han encontrado un sitio donde no ser olvidados. Se trata del libro “Almáciga”, obra colaborativa que luce la firma de la escritora, poeta y veterinaria María Sánchez y concebida como “un vivero de palabras de nuestro medio rural”. Un refugio donde estas palabras permanecerán aún cuando desaparezcan los mayores que habitan en los pueblos.

La intención de la escritora de origen cordobés no es otro que dar a conocer palabras casi perdidas y recordar otras que están a punto de olvidarse. Para ella, las relaciona con las tareas en las que se empleaban hasta hace muy poco, así como con los lugares donde se dejaban escuchar. Una forma de recordar “de dónde venimos”, apunta la autora.

El mismo título del libro, “Almáciga”, hace alusión al sitio del huerto que se reserva para que las semillas germinan, broten y cojan fuerza. Es decir, que el propio libro se convierte en “un sustrato donde las expresiones de nuestras tierras descansen; una semillera para recuperar sus palabras y sus significados, para volver a oírlas y nombrarlas, para que arraiguen entre nosotros y las tengamos más cerca; un vivero en el que mimarlas y cobijarlas con nuestros cuerpos y acentos. Un diálogo-tejido con nuestro medio rural para que germinen y puedan volver a existir”, indica la autora.

Acompañado por las bellas ilustraciones de Cristina Jiménez, la obra no se limita al español. También acoge términos de los idiomas y dialectos peninsulares. Así, por ejemplo, en el capítulo dedicado a los trabajos comunales, es decir, aquellos trabajos que realizaban los vecinos a favor del bien común se pueden encontrar los términos asturianos (sestaferia), extremeños (tornadía), euskeras (auzolan), gallegos (roga) o valencianos (tornallom), entre muchos otros.

La autora, veterinaria de profesión, ha ido recopilando estas palabras en sus viajes por España y Portugal para tratar razas autóctonas en peligro de extinción, como la cabra florida, la vaca pajuna o la gallina extremeña azul. Un trabajo que le permitió entrar en contacto con buen número de esos términos que, hoy, malviven en lo que se ha dado en llamar la “España vacía”. Un proyecto vivo que tendrá continuidad en la página web www.almáciga.es, donde se pueden aportar propuestas para aumentar este vivero. Un proyecto que, de momento, culmina la labor de la autora iniciada en “Cuaderno de campo” y “Tierra de mujeres”.