Estamos en la era digital, la tecnología se ha vuelto omnipresente. La usamos en nuestro trabajo a diario. Su integración continua y cada vez mayor en nuestras vidas solo se va a intensificar con el tiempo. Esta presencia se siente especialmente en la forma en que opera nuestra economía. El comportamiento del consumidor se ve enormemente afectado por la tecnología digital; las plataformas de redes sociales pueden lanzar tendencias virales que pueden aumentar la demanda de un bien o servicio de la noche a la mañana. Los clientes potenciales pueden participar en conversaciones simultáneas en línea en una comunidad global interconectada. Debido a estos picos de demanda inesperados, las cadenas de suministro tradicionales no han podido seguir el ritmo. La naturaleza secuencial de las cadenas de suministro tradicionales se basa en la realización de pronósticos basados en comportamientos de compra anteriores. En función de esas previsiones de venta, se realizan los pedidos de materias en cantidad y con tiempo suficiente a los proveedores, para que lleguen a sus instalaciones de fabricación. Si se produjera un pico inesperado en la demanda, como resultado de una tendencia viral, la empresa agotaría rápidamente dicho producto y no habría tiempo para la reposición de existencias en una cadena de suministro tradicional. El resultado sería una rotura de stock, es decir en una pérdida general para la empresa. Además, se puede incurrir en coste adicional tratando de agilizar encargos y envíos de material a las fábricas. Por otro lado, hay que tener en cuenta el sobrecoste económico por el envío no previsto a los puntos de venta, además del tiempo transcurrido entre el origen de la demanda y la llegada de la mercancía a esos puntos de venta, sin que por ello exista garantía de cuánto durará la tendencia. Pudiendo ocurrir que, cuando por fin se ha dispuesto del stock necesario para satisfacer la demanda, la tendencia haya pasado y se origine, de nuevo, un sobrecoste para la empresa por el excedente de productos no vendidos.

La necesidad de que nuestras cadenas de suministro evolucionen es inminente. Deben transformarse en ecosistemas interconectados que puedan responder a las soluciones de los clientes y operar digitalmente. Se trata de hacerlas más aptas para administrar de forma eficaz las necesidades del cliente a través de múltiples canales y evitar de manera proactiva los riesgos de pérdida. Adoptar cadenas de suministro digital significaría que los cambios en la demanda podrían identificarse instantáneamente. De tal forma que la cadena de suministro se convierta en una ventaja competitiva para la empresa, aprovechando una red logística flexible con infraestructura compartida y, así, ofrecer a estas empresas la versatilidad y agilidad necesarias para operar en esta era digital.

Aquí es donde surge la necesidad del uso del big data y thick data. Esta teoría parece una idea perfecta, sin embargo, a día de hoy nadie ha podido integrar una cadena de suministro digital totalmente optimizada. Los grandes operadores logísticos ya han tomado medidas para digitalizar sus cadenas de suministro y hacer que se basen en la demanda. La cantidad de datos brutos en la nube es inimaginable. La clasificación de dichos datos es lo que resulta difícil. Invertir en big data es fácil, pero hacer que sea una realidad productiva es más complicado. De hecho, el 73% de los proyectos de big data no son rentables. Por otro lado, la etnógrafa Tricia Wang observó que lo que no recogen los datos son las percepciones humanas. “Tenemos que cambiar la forma en que vemos los datos. Al cuantificarlos en sistemas que están contenidos, no consideramos nuevos factores. Confiar solo en el big data aumenta la posibilidad de que perdamos algo. Como humanos, todos somos víctimas del sesgo de cuantificación; concentrarse en los números, lo cual es reconfortante «. Cuando nos referimos a thick data, nos referimos a la información cualitativa que nos proporciona el conocimiento del comportamiento del consumidor. Es decir, se trata de ir más allá del big data, respondiendo al por qué y cómo un consumidor decidió la compra de un producto determinado.

Esto ha obligado a las empresas a repensar el diseño de su cadena de suministro. Además, varios movimientos sociales y económicos han cambiado las expectativas de los clientes. Por ejemplo, en los últimos años, la presión para reducir las emisiones de carbono y tener una cadena de suministro sostenible se ha convertido en una ventaja competitiva. Según McKinsey & Company, existe una «tendencia definitiva hacia la individualización y la personalización que impulsa un fuerte crecimiento y cambios constantes».

La necesidad de traducciones se ha convertido en un componente esencial para apoyar la internacionalización de empresas, especialmente cuando la globalización se ha convertido en una realidad para la mayoría de las organizaciones. Si gracias a los avances tecnológicos se puede operar en cualquier parte del mundo, el idioma no debería ser una barrera de entrada. Por eso, Norak Traducciones Profesionales, ofrece servicios lingüísticos y de traducción basados en más de 20 años de experiencia y especialización en más de 15 sectores. Traducir se convierte en el primer paso para crear un ecosistema que interactúa simultáneamente, asegurándose de que todos los participantes entiendan el contexto de la conversación. Sin olvidar el aumento de beneficios que pueden producirse al llegar a un mercado de 7.400l millones de personas en este planeta.