Agatha Christie, escritora de récords

Agatha Christie, considerada «la reina del crimen», ha escrito más de 66 novelas policiales, seis novelas rosas y catorce historias cortas. La famosa autora atesora no solo un buen número de misterios resueltos en cientos de páginas, sino también diferentes récords. De hecho, el libro Guinness World Records la calificó como la novelista con más obras vendidas de todos los tiempos, acumulando más de dos mil millones de copias. La autora inglesa solo ha sido superada por William Shakespeare y la Biblia.

Un récord que permite hacerse una idea del éxito a nivel mundial que han tenido sus obras, aceptadas por un amplio, diverso y numeroso público. Este éxito permitió que superara otro récord: ser la escritora más traducida del mundo. Christie es la autora individual con más ediciones traducidas en, por lo menos, 103 idiomas. A ello se suma que en 2013 los 600 miembros de la Asociación de Escritores de Crimen eligieron su obra «El asesinato de Roger Ackroyd» como la mejor novela negra de todos los tiempos. Además, su obra «Diez negritos» es la novela de misterio con más ejemplares vendidos a nivel mundial.

Agatha Mary Clarissa Miller (Torquay, 15 de septiembre de 1890 – Wallingford, 12 de enero de 1976) nació en una familia de clase media-alta, lo que le permitió acceder a una educación privada hasta su adolescencia y, luego, cursar diferentes estudios en institutos de París. Sus estudios se complementaron con las vivencias de su hogar y una infancia que la misma autora describió como «muy feliz». Los primeros años recibió una educación hogareña y cristiana, en la que aprendió a leer a los cuatro años y a tocar la guitarra y la mandolina. Asimismo, las creencias esotéricas de la familia tuvieron un rol importante en su vida, pues creían que su madre, Clara, era una psíquica con percepciones extrasensoriales. A pesar de que transcurrió toda la infancia rodeada de libros, se mantuvo aislada de la compañía de otros niños.

La temprana muerte de su padre en 1901 provocó un futuro económico incierto. Agatha permaneció junto a su madre mientras que su hermana, Margaret Frary, se casó y su hermano, Louis Montant Miller, ingresó en el ejército participando en la Guerra de los Bóeres en Sudáfrica. En 1910, tras finalizar sus estudios en París, Agatha Christie y su madre, quien se encontraba enferma, decidieron buscar la calidez de El Cairo durante tres meses. La autora aprovechó para visitar los monumentos egipcios que, luego, pasaron a ser escenario de algunas de sus novelas. Después de regresar a su domicilio en Inglaterra, una enfermedad la obligó a guardar cama, tiempo que aprovechó para escribir su primer cuento, «The house of beauty», sobre el mundo de la locura y los sueños. Sin embargo, su primera novela «Snow upon the desert» fue rechazada por varias editoriales y mientras buscar un agente literario, empezó a preparar su segunda obra.

En 1914, contrajo matrimonio con Archibald Christie, aviador de la Royal Glying Corps, antes de que fuera enviado a Francia para luchar en la Primera Guerra Mundial, conflicto en el que la escritora también participó como enfermera. En 1920, escribió su primera novela policiaca «El misterioso caso de Styles», donde presentaba a uno de sus principales detectives, el bigotudo belga Hércules Poirot. Esta novela fue rechazada por seis editoriales y la crítica literaria consideraba que tenía un defecto: era demasiado ingeniosa y, por lo tanto, el lector no podría localizar al criminal. La editorial The Bodley Head publicó aquella primera obra, seguida de «El misterioso señor Brown» (1922), protagonizada por una pareja de detectives, y «Asesinato en el campo de golf» (1923), donde volvía a aparecer Poirot, incluso este libro sirvió para comparar los métodos del detective belga con los de Sherlock Holmes y encumbraron a la autora.

En 1926, la vida privada de la autora sufrió un vuelco cuando su marido le solicitó el divorcio para irse con otra mujer. El 3 de diciembre de este mismo año, tras una fuerte discusión, Christie desapareció, un suceso que atrajo la atención de la prensa y del gobierno inglés e incluso apareció en la primera plana del periódico The New York Times. Once días después, fue identificada como una huésped del Swan Hidropathic Hotel, donde aparecía registrada con el nombre de una de las amantes de su marido, Terese Neele. Este suceso fue diagnosticado por dos médicos como «fuga psicogénica», aunque muchos creyeron que fue un truco publicitario. Después de divorciarse en 1928, Christie recibió la custodia de su hija Rosalind.

Entonces, en 1926, la autora alcanzó su primer gran éxito con la publicación de la novela «El asesinato de Roger Ackroyd», la cual vendió cinco mil copias y causó controversia por romper las reglas de las novelas policiacas. Esta novela se caracteriza porque el narrador es uno de los habitantes del pueblo. Dos años más tarde, publicó «El misterio de Sittaford», otra obra polémica por su estilo thriller.

Christie viaja a Bagdad y visita la zona arqueológica de Ur, donde conoció al arqueólogo Max Mallowan. Luego de un breve noviazgo, se casaron en 1930 y estuvieron juntos hasta la muerte de la autora en 1976. El conocimiento de Mallowan y los diferentes viajes que realizaron juntos influyeron sobre varias de las obras que están ambientadas en el Medio Oriente. Esta fue una época muy fructífera para la autora, ya que publicó obras como «Muerte en la vicaría», «Y no quedó ninguno» y «Asesinato en el Orient Express».

En la Segunda Guerra Mundial, Mallowan consiguió un trabajo en El Cairo mientras Christie trabajaba en la farmacia del University College de Londres, donde puedo profundizar sus conocimientos sobre venenos. Sus estudios químicos se vieron reflejados en diferentes libros, por ejemplo, «El misterio de Pale Horse». En 1941, la escritora fue investigada por el MI5, la agencia de inteligencia británica, debido a la trama de «El misterio de Sans Souci», que narraba la cacería de dos de los principales espías secretos de Hitler en Reino Unido. Durante los años de guerra, la autora escribió sus obras más reconocidas: «Cinco cerditos», «Diez negritos», «El caso de los anónimos», «Un cadáver en la biblioteca» y «Maldad bajo el sol».

A partir de 1950, el ritmo de escritura de Agatha Christie disminuyó y dedicó parte de su tiempo a las producciones teatrales. Su mayor éxito teatral, «La ratonera», cumplió en 1982 treinta años de representaciones en el teatro St. Martin de West End, se escenificó 12 483 veces en importantes ciudades británicas y 41 países, y fue vista por más de cinco millones de personas. Christie recibió muchos reconocimientos, incluso en 1950 fue nombrada miembro de la Royal Society of Literature. En 1957, recibió el doctorado honorario de la Universidad de Exeter y se convirtió en presidenta del Detection Club. Un año antes, fue nombrada Comendadora de la Orden del Imperio Británico y en 1971 la reina Isabel II le otorgó el título de Dama Comendadora.

A principios de los setenta, la salud de la autora fue empeorando. Aun así, en 1975, publicó la última historia con Poirot, «Telón» y en 1976 la última con Miss Marple, «Un crimen dormido»; sin embargo, ambos libros fueron escritos en la década de 1940. Finalmente, debido a un severo estado gripal, Agatha Christie falleció el 12 de enero de 1976 y fue enterrada en el cementerio de Santa María en Cholsey.

Su muerte puso fin a una de las obras más destacadas en el mundo de la literatura de misterio con detectives. Desde pequeña, Christie era asidua lectora de Walter Scott, Alejandro Dumas, Jane Austen, John Milton y Arthur Conan Doyle. Aunque su autor preferido era Charles Dickens, Doyle posiblemente fue el más influyente en su obra, además de Edgar Allan Poe, Anna Katherine Green y G. K. Chesterton.

Christie creó su propio estilo literario y fue capaz de legar a dos personajes magníficos, el detective Hércules Poirot, protagonista de 33 novelas y 54 relatos cortos, y Miss Marple, personaje basado en su abuela, tías y amigas. Poirot, el único personaje de ficción que ha tenido un obituario en The New York Times, era el detective de las aventuras exóticas que podían ocurrir en cualquier rincón del imperio británico. Miss Marple era la investigadora de las pequeñas intrigas de un pueblecito británico ficticio. Dos personajes magníficos que nunca compartieron páginas, pero son el gran legado de Agatha Christie.