Tras las constantes reivindicaciones llevadas a cabo por el Órgano de Seguimiento y Coordinación del Extremeño (OSCEC Estremaúra), el Consejo de Europa ha incluido el Castúo en la Carta Europea de las Lenguas Minoritarias. De esta forma, la lengua utilizada en la región extremeña ha obtenido por primera vez el reconocimiento de un organismo europeo, equiparándolo con las otras lenguas reconocidas en el Estado español, como son el gallego, el euskera o el catalán.

El Castúo, al mismo nivel que el catalán, el gallego o el euskera

El informe presentado por OSCEC Estremaúra defiende la vigencia de una lengua que hablan conscientemente unas diez mil personas y otras 200.000 lo utilizan pensando que hablan un “mal castellano”. Sin embargo, su evolución a lo largo del tiempo lo separan como expresión lingüística del castellano. Con una sintaxis y características propias, la raíz del Extremeño se acerca al asturiano, el leonés y el mirandés.
Según los defensores de esta lengua, el Extremeño ha sido la forma de comunicación de los habitantes de la región durante siglos, siendo el hilo de unión de una cultura popular que incluye música, folclore y gastronomía. Solo el establecimiento de escuelas en el siglo XIX propició que el castellano se acabara imponiendo como la lengua culta, utilizada por profesores, terratenientes y funcionarios, mientras que el Extremeño quedaba relegado a las clases populares.

Con su inclusión en la Carta Europea de las Lenguas Minoritarias, el Extremeño da un paso más para su conservación, pues el Consejo de Europa insta a las instituciones españolas, tanto centrales como autonómicas, a su conservación y promoción. Esta lengua ya había sido reconocida por la Unesco hace dos años, junto a otras lenguas minoritarias europeas como el occitano, el gaélico, el provenzal o el romaní.
En la actualidad, los hablantes del extremeño se encuentran muy repartidos, aunque con una mayor presencia en el lado occidental de la Vía de la Plata y las comarcas de Las Hurdes y Villuercas, además de los territorios cercanos a la provincia de Salamanca. Curiosamente, en cada municipio adopta una forma característica con diferentes variantes como el hurdano, el poblanchino o el chinato.

El Extremeño también se denomina Castúo, término incluido por el poeta Luis Chamizo en su obra “El Miajón de los Castúos”, en 1921, donde reflejaba la forma de hablar tradicional de los labradores extremeños.